La familia de brújulas lensáticas tiene como característica principal que la aguja magnética está integrada y gira conjuntamente con la circunferencia graduada que nos permite determinar el rumbo. De esta manera para conocer el rumbo que debemos seguir para alcanzar un punto visible del terreno sólo tenemos que apuntar con la brújula hacia el objeto, dejar que la aguja magnética se estabilice y leer los grados de la circunferencia bajo la línea de dirección.
Analicemos el proceso mas despacio. La brújula lensática tiene esta apariencia:
Y podemos descomponerla en dos partes fundamentales:
- Un soporte metálico rígido y compacto que, al desplegarlo, nos indica la dirección que debemos tomar y que viene indicada por el lateral orientando la tapa hacia el lugar al que queremos ir.
Esta línea de dirección también está marcada por una línea fija pintada sobre el cristal que encierra la aguja imantada - Una cápsula cerrada y estanca que contiene la aguja magnética integrada en una circunferencia graduada que gira libremente.
Tomar un rumbo es un sencillo proceso de tres fases:
- Tirar la visual, es decir, apuntar con la brújula hacia el objeto al que queremos dirigirnos
- Dejar que la aguja magnética se estabilice
- Leer los grados de la circunferencia bajo la línea de dirección pintada en el cristal que cubre la aguja magnética.
1.- Tirar la visual
Tirar la visual es la técnica clave del proceso de toma de rumbo. Esta visual es la dirección que después mediremos en grados respecto de la línea norte sur magnético marcada por la aguja magnética. Los errores que cometamos al tirar la visual no pueden ser corregidos.
Existen dos técnicas:
a) La técnica ventral
Desplegaremos la tapa de la brújula hasta la posición horizontal de la tapa y la base de la brújula. Una vez desplegada la sujetaremos con ambas manos y, apoyando los codos en los costados del cuerpo, giraremos todo el cuerpo hasta que la línea de dirección de la brújula apunte al objeto visible hacia el que queremos dirigirnos.
Esta técnica de lectura tiene varias ventajas:
- Es rápida y fácil de aprender
- Puede ser empleada en cualquier circunstancia de visibilidad y tipo de terreno
- Es cómoda y no exige elementos adicionales de lectura como lentes o lupas
por el contrario tiene la desventaja de ser menos precisa que la técnica facial.
b) Técnica facial
Para utilizar esta técnica desplegaremos la brújula hasta que la tapa esté en una posición de noventa grados con respecto a la base y levantaremos el soporte de la lente que quedará en posición opuesta a la tapa. La altura de la lente será aquella que nos permita leer con mayor comodidad la circunferencia graduada.
Sujetaremos la brújula con una mano introduciendo el dedo pulgar por la anilla que la brújula tiene a tal efecto y que sirve para cerrarla cuando está plegada. Firmemente sujeta la levantaremos hasta la cara y apoyando la mano en el pómulo tiraremos la visual hacia el objeto visible al que queremos dirigirnos.
Para ganar precisión en esta técnica la tapa de la brújula viene perforada con estrecho agujero recorrido longitudinalmente por un alambre y el soporte de la lente viene perforado con una muesca vertical. Para obtener la mayor precisión deberemos hacer coincidir en la misma visual (dirección) el objeto al que queremos dirigirnos, el alambre de la tapa (visor) y la muesca vertical del soporte de la lente.
En esta posición, cuando coincidan los tres elementos en la visual leeremos a través de la lente (una pequeña lupa) los grados que marca la circunferencia graduada
2.- Dejar que la aguja magnética se estabilice.
Deberemos tener mucho cuidado de mantener la brújula horizontal para que no se produzca ninguna fricción ni desnivelación de la aguja magnética que, al girar, distorsione la medición.
Hay que tener en cuenta que la aguja magnética, y toda la circunferencia de gradación, gira sobre un fino soporte central por lo que si la brújula no está horizontal la fuerza de gravedad hará que la circunferencia se incline y pueda tocar la base de la cápsula estanca en la que está encerrada.
Tanto la inclinación como la posible fricción con la base hacen que la aguja magnetica no gire libremente con lo que se distorsiona la medición del rumbo.
3.- Leer los grados de la circunferencia bajo la línea de dirección pintada en el cristal que cubre la aguja magnética.
La lectura del rumbo es tan sencilla como leer los grados que marca la circunferencia graduada justo bajo la línea de dirección. La circunferencia está dividida en 360º por lo que el rumbo será una medición en grados comprendida entre cero y 360 grados.
Esta lectura es un poco más compleja cuando utilizamos la técnica facial ya que no miramos la circunferencia perpendicularmente y, además, tenemos que “tirar la visual” y leer los grados simultáneamente.
Para facilitar la lectura este tipo de brújulas vienen preparadas con una pequeña lente (lupa). Deberemos elevar el soporte de la lente lo suficiente para que al tirar la visual nos permita leer los grados bajo la línea de dirección.
Finalizado este proceso ya tenemos tomado un rumbo que es el ángulo que forma la dirección que tenemos que seguir (A-B) y la línea norte-sur magnético marcada por la aguja magnética de la brújula (N-S)